El Edén de Carussa

El otro lado del Averno

3.5.05

Estimado doctor:

Le escribo esta carta para comentarle algo que me viene sucediendo de vez en cuando, como es el caso de hoy. Ya hemos hablado de lo contraproducente de situar a la Mujer en un altar, haciéndola de difícil acceso. Sí, ya sé, también son humanas. Lo que quiero contarle tiene cierta relación, pero estará de acuerdo conmigo en que a priori no parece negativo en absoluto.
Me explico: a veces, se despierta en mí una fuerte necesidad de proteger, cuidar, ayudar; me refiero a una mujer, por supuesto. Sin ir más lejos hoy ha llegado a la parada del bus en la que estaba yo una pobre mozalbeta calada hasta los huesos por la lluvia; y, si no me tomara por loco y si la timidez que ya sabe usted que tengo no estubiera presente, me sentiría muy tentado a cederle mi chaqueta. No se ría por favor, je je. Arranques de caballerosidad de este tipo, más propios de del siglo XVII y la "vuesa merced", los he tenido bastantes veces; otra cosa es que pasen a realizarse.
Dígame si me equivoco, pero creo que esto es algo parecido a la necesidad de tener hijos y formar una familia que siente, por lo general, la mujer a partir de cierta edad. En mi caso, supongo que se deberá al imperioso deseo de encontrar a alguien, que ya sabe que la "sequía" me agobia, porque no soy de estar solo.
Sin más, y esperando su valoración, un servidor se despide.

3 Comments:

At 9:14 p. m., Blogger Antihéroe said...

Bienvenido al club

 
At 1:44 p. m., Blogger Antihéroe said...

Me acabo de dar cuenta de que, a pesar de que el Edén no es para mí, soy el único que comenta.
¿Cómo era aquello...? Ah, si "no muerdas la mano que te da de comer"
Pues eso.

 
At 3:23 p. m., Blogger Ariadna said...

Hay bastantes mas comentarios que los tuyos, a parte de mas interesantes. No sabes eso de mejor estar callado cuando no se tiene nada bueno que decir

 

Publicar un comentario

<< Home