El tema inaugural

Vamos a empezar pisando fuerte. Hace ya unos días que inauguré este "segundo blog" y todavía esta inmaculado. Reconozco que iba a poner virgen, pero recorde que este es un blog "profundo y asexual", y lo de profundo no, pero lo de asexual me cuesta, y mucho, tanto que ya estuve practicando en el averno.

Llevo tiempo pensando en cual podría ser el primer tema y está complicado porque tiene que ser culto, espiritual, profundo y asexuado (que lo de tierno se lo saco el angelito de la manga... o del ala) Vamos que tiene que ser un temazo. Así que voy a escoger algo que puede tener todos esos calificativos y que para la mayoría del vulgo tiene otro además: aburrido. The winner is: Aristóteles, más concretamente: la vitud está en el término medio.

Es, quizá, una de las pocas enseñanzas de Aristóteles con las que estoy de acuerdo. Yo soy más de Platón con sus dos mundos y su mito de la Caverna, pero de esto ya hablaré más adelante, que ahora estoy con la virtud de Aristóteles. El término medio, la mitad, el punto central, ni para un lado ni para otro, nin subo nin baixo (ni subo ni bajo) se llame como se llame, es básicamente en un lugar equidistante (y alejado) de los excesos, en donde está la virtud, porque desde ahí se puede observar imparcialmente el peligro del extremo. Aristóteles se refería a los vicios, a los pecados, yo lo aplico a una filosofía de vida, a la busqueda constante de la imparcialidad.

Una vez explicado el concepto, hay que llevarlo a la práctica, y en esto los filósofos se lavan las manos. Es díficil estar siempre en el medio, es imposible, porque somos humanos y por unas u otras cosas nos hierve la sangre y terminamos cayendo en la parcialidad. A mi me ayuda a permanecer en el ansiado centro el hecho de que la mayoría de las cosas me importen bien poco; me descentran, cuando fallan, las cosas más tangibles, el resto poco importancia tiene.

Así que si la visión perspectiva central no funciona, lo mejor es vivir insitu ambos mundos, el del vicio y el de la virtud, el malo y el bueno, el infierno y el cielo... aunque en este caso sean más bien un inframundo de pacotilla, sin más pecado que la lujuría y un cielo que solo llega a paraíso. El Averno y el Eden.

Como diría mi querido Antihéroe, "Tu siempre entre dos aguas"